LA PLOMADA EN LA MASONERÍA

La Plomada es usada, generalmente, en albañilería  suspendida  de un  cordel   y que  sirve  para comprobar si algún objeto  está perpendicular al horizonte.
La Plomada es una pesa normalmente de metal de forma cilíndrica o prismática, la parte inferior de forma cónica, que mediante la cuerda, de la que cuelga, marca una línea vertical. La vertical se define por este instrumento. También recibe este nombre una sonda náutica, usada para medir la profundidad del agua. Tanto en arquitectura como en náutica se trata de un instrumento muy importante. La plomada sirve para comprobar la verticalidad de un muro o columna en una obra. Por
esta razón, se debe colocar paralelamente a la superficie que se quiere nivelar. La plomada fue utilizada desde el tiempo de los egipcios. También se tiene referencia que Si la plomada verifica que una pared está torcida, significa que no está plomada, y se debe de alinearla; sino, por lo contrario, la pared a medida que vaya creciendo en altura, se curvará más hasta el peligro de desplomarse.
Tradicionalmente, este instrumento se ha construido con una cuerda y una pesa de plomo (que le da nombre). Actualmente este simple mecanismo se suele fabricar en aleaciones metálicas de plomo o bismuto (para uso náutico), de aluminio o latón cromado, con cuerdas retráctiles para otros usos. También hay las que incorporan tecnología láser.

SIMBOLISMO EN LA MASONERÍA
La Plomada simboliza, en Masonería, la atracción, la rectitud, que debe resplandecer en todos los actos y juicios de un buen Masón Para recordar estos deberes es por lo que los signos, en todos los grados simbólicos, se hacen siempre por la escuadra y la plomada.
Como la Escuadra y el Compás, el Nivel y la Plomada están generalmente aparejados en nuestro Ritual, por su interrelación simbólica, por sus enseñanzas morales y por su utilidad en la Construcción del Templo. Herramientas tan antiguas como nobles, la una utilizada en obra arquitectónica para asegurar las horizontales y la otra para verificar verticales. Se asocia simbólicamente al Nivel con la Igualdad y la Plomada con la Integridad y la Verticalidad. 


Observándola iniciáticamente, es la Plomada la que determina la dirección entre nadir y cenit, es el eje del mundo que nos rodea. Es el símbolo que representa el Conocimiento activo del Arte Real del Masón en cada etapa de existencia: comienza desde su base conocida, luego profundiza en sí mismo, en su centro, en sus fundamentos, para luego elevar su Templo en dirección vertical sin límites, independiente del espacio-tiempo, hacia el Punto Fijo, hacia lo Eterno, hacia la Verdad, hacia lo Absoluto, hacia la Perfección.

La Plomada, junto al compás y la escuadra, es un instrumento simbólicamente asociado a la Masonería. Se debe tener en cuenta que estos tres instrumentos fueron escogidos por estar asociados al mundo de la albañilería.  Este simbolismo pareciera que fue utlizado en la antigüedad, ya que en Pompeya fue encontrada una imagen con una plomada, una calavera y una rueda y se interpreta este conjunto como que la muerte es la gran liberadora.
Pintura encontrada en Pompeya
La Plomada, es Joya del 2° V., simboliza un rasgo fundamental de su gobierno sobre los HH. AAp. y de la necesaria verticalidad de nuestra Orden. Es la que prácticamente utiliza para medir o “aplomar” la calidad del Candidato antes de iniciarse. Acción que proviene del Arte de la Construcción donde la precisión se traduce en integridad estructural y es necesidad de buscar con la indispensable Plomada, a modo que las columnas y muros estén verticales desde las bases horizontales, pues en caso contrario, éstos serán débiles frente a la fuerza gravitatoria inexorable, incluso peligrando los elementos contiguos. Es entonces directa la analogía moralista de su utilidad en nuestra Orden Especulativa, donde cada uno de nosotros Constructores debemos cuidar nuestra Plomada, en aras de la Fraternidad y su posicionamiento en la comunidad.
La Plomada tiene una relación estrecha con el deber. Su función consiste en igualar las piedras de una construcción, de hacerlas encajar en una hilada, de evitar desviaciones. Atrae por su humilde dignidad, su rectitud sobria, nada aplastante, simplemente indispensable.
El significado de la Plomada, se puede contemplar, en los dos sentidos de su dirección:
Contemplada de arriba a abajo (sentido descendente), expresa la transmisión de la influencia espiritual del Principio a toda la manifestación,  por la que la mantiene unida a Él dándole su razón de ser.
Contemplada de abajo arriba (sentido ascendente), señala la posibilidad que tiene, en todo momento y lugar, todo lo que existe de elevarse hasta unirse al Principio, gracias a la transmisión desde lo alto de la influencia del Principio, sin la cual no sería posible.
Asciende de la Tierra al Cielo, desciende de nuevo a la Tierra, y une los poderes de las cosas de arriba y de las de abajo.
Algunos autores mencionan que en la antigua masonería operativa, en el centro de la logia, existía una plomada que pendía del techo  y terminaba muy cercana al volumen de la ley que está en el altar. También hay referencias que aún se usa en logias europeas que practican el Rito escocés antiguo y aceptado.
En el Perú, hay referencias que en los años 70”s en el antiguo Templo de Rufas de la Gran Logia del Perú, esta plomada fue sustituida por una luz roja, con el mismo significado. Este detalle actualmente está en desuso.
En conclusión, la Plomada es nuestra herramienta personal, nuestra conciencia, que nos permitirá distinguir el bien del mal sin la necesidad de depender de los patrones de otros.

DATO CURIOSO
La plomada más grande del mundo en Catedral de Méjico
Con la llegada de los españoles a México, en 1524, Hernán Cortés mandó construir la primera iglesia en el terreno que hoy ocupa la catedral. Esta primera iglesia quedó pequeña y en 1571 el arzobispo D. Pedro Moya y el virrey Martín Enriquez colocaron la primera piedra de la que es ahora la catedral. EL templo se consagró en 1656 y el 22 de Diciembre de 1667 se terminó su interior. Las proporciones colosales de este templo son en planta de 110 m de largo por 55 m de ancho.
Su construcción se prolongó durante 240 años. Entre 1792 y 1813 el arquitecto y escultor valenciano Manuel Tolsá dio fin a los trabajos del exterior de la catedral, añadiendo elementos de estilo neoclásico, colocó la balaustrada, realizó las esculturas de la Fe, la Esperanza y la Caridad y cambió la linternilla de la cúpula.
Esta colosal obra, se convirtió  en el monumento más importante del país, su diseño y legado es de suma trascendencia a nivel nacional e internacional, pero su integridad estuvo amenazada ante los constantes hundimientos que se registraron.
En el año 1989 se registraron fracturas en las bóvedas y la inclinación de la construcción era alarmante, por lo que intervino el Instituto de Ingeniería de la Universidad de Méjico en el Proyecto de Rehabilitación dela Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, los trabajos de restauración duraron 10 años logrando reducir cerca de un metro los hundimientos diferenciales que existían al iniciar el proyecto, los cuales eran de 2.4 m.
Los trabajos fueron de innovación, las acciones tomadas como el apuntalamiento protegen al edificio de un colapso, se reforzó el suelo y se monitorea la estructura mediante una consola, péndulos y otros instrumentos. En la cúpula de la catedral se instaló una enorme plomada que pende hasta el centro rozando el suelo, de 120 cms. de largo y 80 cms de díámetro aproximadamente; y que traza los movimientos de inclinación del edificio, aunque su estructura continúa ladeada, permanece estable y se hunde de manera homogénea sin dañarla, pero desde que fue colocada esta plomada, ha sido una de las atracciones más comentadas de los que visitan a diario la Catedral.


Ivo Pino Ramos

Bibliografía
Espiritualidad y masonería. Jorge E. Sanguinetti 2007. Editorial Kier (pág.66-72)
El Secreto Masónico.- Robert Ambelain. 

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