Refiriéndonos al simbolismo del mar de bronce, y dejando de lado la parte histórica, podemos decir que en todas las épocas del hombre han existido templos, estos son el reflejo del universo según la concepción del hombre, este los construye a su proporción y conocimientos del mismo, estos fueron evolucionando dependiendo de los diferentes simbolismos que se desarrollaron a través de la historia.
Por lo general estos edificios contenían no sólo la idealización de un ser supremo, sobrenatural; fueron estos el reflejo de los adelantos en las ciencias y las artes y se representaban por medio de los decorados y los diversos objetos que dentro de ellos se encontraban.
En el templo masónico pueden apreciarse estos símbolos que resumen el conocimiento que la humanidad tiene de su medio y el dominio que puede ejercer sobre el, uno de ellos es el “Mar de bronce”, que estaba situado en la esquina Sudeste del atrio, cerca de la entrada del Templo.
El Mar de bronce en el templo masónico tiene pues la triple significación de ser el símbolo de purificación en el segundo viaje del aprendiz por medio del agua donde representa los mares embravecidos y la importancia del vital liquido para la supervivencia de la vida, tal vez para el profano sea el primer acercamiento a tomar conciencia del universo que le rodea y lo remita a considerar-los-ritos-de-purificación-que-han-existido-a-través-de-los-tiempos. Resaltar que el mar de bronce se hace referencia siempre al Rito Escocés Antiguo y Aceptado, y no así al Rito York.
El segundo uso de este símbolo es el de observatorio de lo
que se tiene constancia tiene como principal propósito el conocimiento del
mecanismo del firmamento, necesario para la agricultura, y que se entrelazaba
con la función litúrgica, sugiere, que las personas de la antigüedad fueron
capaces de hacer mediciones astronómicas mucho antes de lo que se creía y con
muchísima más precisión de la que los científicos-modernos-imaginaban.
Otro aspecto a considerar es el de que además de ser un
espejo natural que refleje el firmamento podría considerarse como un espejo de
la conciencia donde el hombre se logra visualizar a sí mismo mediante la
introspección. Así se explica la teoría de la existencia de dos mundos: el
mundo sensible (conocido a través de los
sentidos)-y-el-mundo-de-las-ideas(solo-alcanzable-mediante-la-razón).
En está relación que se plantea, El Mar de Bronce, refleja
al humano y al universo como las apariencias, es decir, lo que captamos a
través de los sentidos y pensamos que es real (mundo sensible). Las cosas
naturales, el mundo que está fuera de este reflejo y que los observadores ven
de forma distinta, sería el mundo de las ideas, en el cual, la máxima idea, es la
idea del Bien, la Luz del conocimiento.
Si bien existen abundantes datos sobre el mar de bronce, esta referencia no está documentada en los rituales antiguos del REAA. En los rituales de la Gran Logia de Francia y España, no lo usan, y lo consideran como una variante latinoamericana del rito. El uso del Mar de Bronce está muy difundido en Mexico y centro América, y si hablamos de nuestro Oriente, en los Templos de la sede central no se ve el mar de Bronce, pero si lo está en las sede Histórica y en la de las Logias Fundadoras.
En lo que fue el Templo de Rufas (Centro de Lima), también estuvo presente, queda representado solamente como una fuente de agua, y no aparecen los 12 bueyes mencionados.
Y como nota curiosa, el mar de bronce está presente en forma
colosal en los templos mormones como pila baustismal(ver foto abajo), que capaz
alguno no está enterado que el creador de dicha creencia, fue maestro
masón(Josepth Smith), y no se duda que ha habido cierta influencia de tenerlo
presente en sus templos. Si nos remitimos a la parte histórica, el Mar de Bronce debió medir diez codos de diametro (medidas antiguas) y
de cinco de profundidad con un palmo de espesor o grueso, que Salomón mandó
fundir para el Templo de Jerusalén y en esta gran concha, cabían unas tres mil
setecientas cincuenta arrobas castellanas de agua, cantidad enorme, y este
enorme vaso de bronce, cuyo borde era semejante al de una copa y a la hoja de
una azucena, descansaba sobre doce bueyes del mismo metal, cuyas partes
posteriores quedaban enteramente ocultas hacia la parte de adentro, según se
lee en el cap. VII, del libro 1ro. de los Reyes y tres de estos bueyes miraban
al septentrión, tres al occidente, tres al mediodía y tres al oriente. Claro
que en algunos casos, vemos a los 12 bueyes en cuerpo entero sosteniendo el
recipiente, y no con solo la parte delantera de los bueyes, como si lo muestra
realmente la pila bautismal de un recinto mormón.
En resúmen, estamos viendo como el Mar de Bronce, poco a
poco va desapareciendo de los templos masónicos y con él, desapareciendo un
gran simbolismo que sale más a relucir en las ceremonias de iniciación.
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