Prenda que se utiliza para
proteger o abrigar las manos o como complemento del vestido. Se cree que la
utilización de los guantes procede de los tiempos prehistóricos, los primeros
ejemplos aparecieron en una tumba real egipcia de alrededor de 1350 a. c., Los
autores griegos Homero y Jenofonte mencionaron los guantes en sus textos. Los
griegos y romanos, que vivían en climas relativamente templados, los utilizaron para proteger las manos cuando hacían trabajos pesados. Alrededor de los siglos VIII y IX ya se utilizaban en las Islas Británicas, Alemania y Escandinavia. En la edad media los monarcas,
nobles y altos cargos eclesiásticos llevaban guantes ricamente bordados y
enjoyados. Estos guantes formaron también parte de la indumentaria papal.
Estas prendas adquirieron una importancia simbólica como prueba de buena fe, a la hora de realizar un contrato solía entregarse un guante doblado. Un guante de mujer se entregaba con mucha frecuencia como presente de amor. En la investidura de los reyes de Francia, éstos recibían un par de guantes, tal como los obispos. Las manos ungidas y consagradas del rey, así como las de un obispo, no debían tener contacto con cosas impuras. En el año 1322 en Ely (ciudad inglesa donde se levanta una gran catedral), el Sacristán compró guantes para los masones ocupados en la "nueva obra", y en 1456, en el Colegio Eton, se señala que cinco pares de guantes fueron entregados a los albañiles que edificaban los muros, "como era obligación por costumbre", existe un documento que precisa que en el Colegio Canterbury en Oxford, el Mayordomo anotó en sus cuentas que; "se dieron veinte peniques como glove money (dinero de guante) a todos los masones ocupados en la reconstrucción del Colegio". En 1423 en York (Inglaterra) diez pares de guantes fueron suministrados a los albañiles ("setters") con un costo total de dieciocho peniques. En Inglaterra, en las épocas isabelina y jacobina (1558-1625) los guantes tenían un prestigio que es difícil comprender en la actualidad. Se trataba de un artículo de lujo, poseedor de mucho simbolismo, y constituían un regalo apreciado. El guante significaba entonces un profundo y recíproco vínculo entre quien lo daba y quien lo recibía.
Estas prendas adquirieron una importancia simbólica como prueba de buena fe, a la hora de realizar un contrato solía entregarse un guante doblado. Un guante de mujer se entregaba con mucha frecuencia como presente de amor. En la investidura de los reyes de Francia, éstos recibían un par de guantes, tal como los obispos. Las manos ungidas y consagradas del rey, así como las de un obispo, no debían tener contacto con cosas impuras. En el año 1322 en Ely (ciudad inglesa donde se levanta una gran catedral), el Sacristán compró guantes para los masones ocupados en la "nueva obra", y en 1456, en el Colegio Eton, se señala que cinco pares de guantes fueron entregados a los albañiles que edificaban los muros, "como era obligación por costumbre", existe un documento que precisa que en el Colegio Canterbury en Oxford, el Mayordomo anotó en sus cuentas que; "se dieron veinte peniques como glove money (dinero de guante) a todos los masones ocupados en la reconstrucción del Colegio". En 1423 en York (Inglaterra) diez pares de guantes fueron suministrados a los albañiles ("setters") con un costo total de dieciocho peniques. En Inglaterra, en las épocas isabelina y jacobina (1558-1625) los guantes tenían un prestigio que es difícil comprender en la actualidad. Se trataba de un artículo de lujo, poseedor de mucho simbolismo, y constituían un regalo apreciado. El guante significaba entonces un profundo y recíproco vínculo entre quien lo daba y quien lo recibía.
Los guantes eran un regalo
acostumbrado en el Año Nuevo, que a veces era sustituido por el "dinero de
guante". Asimismo, los guantes constituían un obsequio tradicional de los
enamorados a sus prometidas.
2.-Historia dentro de la
masonería.-
Remitiendonos a la masoneria
propiamente, Se menciona la entrega de guantes a los picapedreros y albañiles.
Estos documentos se refieren a masones operativos, pero también respecto a los
especulativos existen documentos antiquísimos. Desde 1599 existen pruebas que a
cada masón en su iniciación debía entregársele un par de guantes que pagaba de
su bolsillo. El documento más antiguo en esta materia es el llamado Estatuto
Shaw, dirigido a la Logia Kilwinning en diciembre de 1599, donde se estipula
que los derechos de iniciación en la logia sumaban 10 libras esterlinas
escocesas, con 10 chelines para los guantes. Documentos de la Logia de Melrose
de los años 1674-1675 demuestran que tanto los aprendices como los compañeros
tenían que pagar derechos de ingreso "con guantes suficientes para toda la
compañía". En un documento de Aberdeen en 1670 se expresa que el aprendiz
debe pagar "cuatro dólares reales con un mandil de lino y un par de buenos
guantes para cada uno de los hermanos". El uso del lino en vez de cuero es
interesante, pero se explica por tratarse de una zona donde existían numerosas
tejedurías de lino. En 1686, Robert Plot, en The Natural History of
Stafford-shire (Historia Natural del Condado de Stafford), relata que era
costumbre entre los Francmasones "que cuando cualesquiera son admitidos en
la Sociedad, se convoca una reunión (o Logia, como la llaman en algunas
partes), que debe consistir de por lo menos 5 o 6 de los Antiguos de la Orden,
a quienes los candidatos obsequian con guantes, y asimismo a sus esposas".
Esta es aparentemente la primera mención del obsequio de un par de guantes a la
mujer como parte de la ceremonia de iniciación. En 1723 se publicó el documento
llamado Examen de un Masón en el
periódico londinense El Correo Volante, que comienza así: "Es recibido un nuevo Francmasón, después de haber entregado a todos los presentes un par de guantes para hombre y un par para mujer así como un mandil de cuero. "Posteriormente, esto se transformó en una tradición en todas las iniciaciones, y aparece en todos los rituales de iniciación franceses del siglo XVIII, aunque cabe señalar que en Inglaterra y Escocia se perdió paulatinamente la costumbre y desde comienzos del siglo XIX ya ni se menciona en las actas y reglamentos de logias, permaneciendo intacto tal entrega solamente en el Rito Escocés antiguo y aceptado. En 1724 se menciona que logia en Dunblane entregaba un par de guantes y un mandil a sus iniciados. En 1754, en Haughfoot (Inglaterra), la logia estableció "que nadie puede entrar a la logia sin un par de guantes para cada miembro de la susodicha logia". En la primera "revelación" francesa conocida, que data de 1737, llamada Carta de Herault, se señala que el aprendiz recibe en la ceremonia de iniciación un mandil de cuero blanco, un par de guantes para sí mismo y un par de guantes para la mujer que más estima.
periódico londinense El Correo Volante, que comienza así: "Es recibido un nuevo Francmasón, después de haber entregado a todos los presentes un par de guantes para hombre y un par para mujer así como un mandil de cuero. "Posteriormente, esto se transformó en una tradición en todas las iniciaciones, y aparece en todos los rituales de iniciación franceses del siglo XVIII, aunque cabe señalar que en Inglaterra y Escocia se perdió paulatinamente la costumbre y desde comienzos del siglo XIX ya ni se menciona en las actas y reglamentos de logias, permaneciendo intacto tal entrega solamente en el Rito Escocés antiguo y aceptado. En 1724 se menciona que logia en Dunblane entregaba un par de guantes y un mandil a sus iniciados. En 1754, en Haughfoot (Inglaterra), la logia estableció "que nadie puede entrar a la logia sin un par de guantes para cada miembro de la susodicha logia". En la primera "revelación" francesa conocida, que data de 1737, llamada Carta de Herault, se señala que el aprendiz recibe en la ceremonia de iniciación un mandil de cuero blanco, un par de guantes para sí mismo y un par de guantes para la mujer que más estima.
(fuente: M.: M.: LUIS EDUARDO
ESPINOSA LOPEZ)
3.-SIMBOLISMO
Los guantes, junto con el
mandil, constituyen el "traje de faena" del obrero masón; con ellos
se reviste mostrando su disposición y firme determinación para cumplir, de
acuerdo a su grado, con su trabajo dentro de la Logia, seguro de que ese
trabajo habrá de reportarle un justo salario. Significa que es del esfuerzo
personal que uno pone por comprender y amar el simbolismo masónico de donde se
obtienen las recompensas, que en Masonería son siempre de carácter espiritual.
Los guantes son un símbolo de protección y constituyen un recuerdo de aquellos
que portaban los antiguos canteros medievales para protegerse de las esquirlas
de las piedras que pulían y del roce con las herramientas que manejaban. Tal y
como se ven en ciertos grabados de la época, estos eran gruesos, de cuero.
También se observa que los maestros los llevaban más finos y blancos, iguales a
los que se emplean actualmente en todas las logias, pues se entiende que
el trabajo de éstos, como corresponde a su
grado, consistía en dirigir los tareas y trasmitir los conocimientos que
poseían del oficio a los compañeros y aprendices, en ese sentido los guantes
blancos y delicados constituyen un símbolo de mayor dignidad.
Así pues, los guantes son un símbolo de
trabajo para los masones listos para ponerse
"manos a la obra" de forma responsable, esto es, no
descuidando tener presente lo fundamental que para la Masonería es la
Glorificación al Trabajo. Por otro lado
su color blanco nos indica que se trata también de un símbolo ligado a la idea
de pureza e inocencia, Ello nos estaría
indicando que todos los actos del masón deben estar guiados por esas dos
virtudes durante el desarrollo de los trabajos dentro de la Logia, esto es,
revestidos de pureza y recta intención.
Hay dos momentos solemnes dentro del ritual
en los que se detienen los trabajos y se quitan los guantes, es durante la
cadena de unión y en el momento de los juramentos sobre las Tres Grandes Luces;
en ambos casos se trata de un símbolo de alianza con el Principio. Es por el
magnetismo que emana de las puntas de los dedos no puede ser filtrado por los
guantes y por ello permanecen para uno mismo, reservandose para la cadena de
unión. En el juramento se produce la unión con el Principio Supremo, Gran
Arquitecto Universal, y en la cadena la unión es con la cadena iniciática que
liga a los masones de todos los tiempos y lugares con quien se establece la
unión.
(Fuente:H.'. Sealtiel Enciso P.)
4.-LOS GUANTES DE MUJER
Al recién iniciado, se le entrega en la
iniciación junto con el mandil, dos pares de guantes, uno para él y otro para
que haga donde él a la mujer más amada. Los guantes blancos ratifican el
simbolismo del mandil, que son un símbolo evidente de la pureza de las
intenciones que debe siempre observar el masón en sus acciones:
Hacer el Bien por el Bien
mismo, esforzándose en toda actividad o trabajo, haciendo lo mejor que pueda
para la Gloria del G.: A.:, o sea, para la expresión de lo Divino, en vez de
dejarse guiar por las consideraciones de conveniencia y utilidad material o
mirar principalmente el fruto o beneficio directo de la acción.
Aqui los dos pares de guantes
corresponden a la polaridad del iniciado, a sus manifestaciones
masculinas-femeninas, a su trabajo interior y exterior.
He aquí el significado de los
guantes blancos que se le ofrecen, y que él debe cuidar bien de no ensuciar y
manchar con el egoísmo y con la esclavitud a las pasiones que embrutecen al
hombre. Con el otro par de guantes, "para la mujer más amada", la Masonería
quiere mostrar cómo su influencia moralizadora, iniciática y regeneradora, debe
extenderse también a la mujer, aunque ésta no sea directamente admitida en sus
trabajos.
Según Oswald Wirth , menciona
sobre los guantes para la mujer, de que La Francmasonería rinde así homenaje a
las virtudes del sexo, que ella rehusa obligar a la aridez de los trabajos
ordinarios. La mujer es la sacerdotisa del hogar doméstico. Ella vela dentro,
mientras el hombre se debate afuera.
Así, pues, a pesar de que
algunos quieran franquearle y otros le nieguen el ingreso en nuestros templos,
la debatida cuestión de la admisión de la mujer en Masonería se halla ya
potencialmente resuelta en su favor, en cuanto por las cualidades que la hacen
estimar, queda admitida en esta forma, y adoptada espiritualmente en el seno de
la Institución.
Con estos guantes, la mujer
que cada recién iniciado considera más digna de poseerlos ingresa
espiritualmente en la Cadena de Solidaridad Ideal y Constructiva que la
Masonería forma en todo el mundo, como compañera del hombre, sin necesidad de
pasar por las pruebas de la iniciación.
(Fuente :Aldo Lavagnini)
5.-COMENTARIO FINAL
La costumbre de “trabajar” con
guantes va quedando en desuso en muchas
logias, utilizado solamente para las ceremonias solemnes. Pues no perdamos esta
costumbre por lo menos; es el último resago de lo que significó al principio de
trabajar con guantes, y así recordaremos en estas ceremonias el simbolismo
sublime de trabajar totalmente vestido.
Del arte operativo donde se usaba esta prenda para protegerse así como
el mandil, se pasa al arte especulativo, donde su uso pasa al lado simbólico de
pureza al realizar nuestros trabajos en construir nuestro templo interior.
También existen guantes para otros grados dentro de la masonería, pero son los
guantes entregados en la iniciación que tienen un significado muy profundo e
inolvidable.
Guantes para Grado 33 REAA
Refiriendome a los guantes de
mujer, Existen unas anécdotas antiguas referidas en el Manual de Masoneria de
André Cassard Tomo 2, donde se tenia por costumbre de que la mujer que poseyera
estos guantes, podía solicitar ayuda solamente con mostrarlos a un masón. Nótese entonces como es que la mujer de un
masón ingresaba de cierta forma a ser parte de la familia masónica justamente
cuando más se la necesitaba. Normalmente
eran las viudas de un hermano masón donde nacen estas historias fidedignas de ayuda y solidaridad para con
ellas.
Estos símbolos tanto del
mandil como los guantes, son en parte equivalentes y no se necesita discutir el
valor de unos preferentemente a los otros: lo esencial es reconocerlos como símbolos.
Ivo Pino Ramos
Ivo Pino Ramos
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