EL DOLOR COMO ALICIENTE DE EVOLUCIÓN


Desde las antiguas Escuela de los Misterios se enseñaba a los iniciados que nuestra vida terrenal es una escuela de estudio, disciplina, expiación[1],pruebas[2]y progreso en el accidentado, pero seguro ascenso del ser humano a sus inmortales destinos, y son nuestros instructores la sabiduría impregnada en la ciencia, en las artes, la religión trascendente en su alto significado y, en primer lugar, el Dolor y los sufrimientos destinados a favorecer nuestra evolución; porque, así como el fuego purifica los metales, el mazo y el cincel desbasta la piedra tosca con el golpe fuerte; el alma se fortalece y perfecciona en el crisol del sufrimiento, como la ostra
herida cicatriza su concha fabricando una perla. El objeto principal de la vida es luchar, progresar y perfeccionarnos, a fin de conquistar nuestra ansiada liberación y esto solo puede alcanzarse por medio de la experiencia, del trabajo y también del dolor.
        Recordemos que nos iniciamos como piedra en bruto, y así como el albañil recoge la piedra y la coloca sobre la rueda, la cual gira con rapidez y a medida que es fuertemente golpeada sin contemplación con el mazo el cincel que apunta a todo los lados de esta, se oyen golpes, quejidos, como si sufriese y llorase, y luego que la operación termina, la piedra tallada y posteriormente pulida faceta capta la radiante forma y pura luz del sol, reflejando la perfección de su forma y tamaño a su alrededor; así también el hombre con sus defectos “de cuna” es burdo, como una terrosa piedra, que colocado sobre la rueda de la vida puede ser trabajado con las herramientas adecuadas, a la par con sus tribulaciones y el ardor de sus lágrimas. Y, es que en esa dirección tenemos que esculpir nuestros cuerpos: físico, mental y emocional; para que pueda manifestarse la esencia espiritual e inmortal que existe en cada uno de nosotros, lo cual solo se obtiene al adquirir el conocimiento pleno, el ejercicio de éste y la conciencia de nuestros actos.           
        Del mismo modo como el tosco y agrietado peñasco que se desprende de lo alto de un cerro con los golpes sufre en su camino hacia el mar; con los violentos impulsos que soporta de las tempestuosas corrientes de los ríos, con las torturas que experimenta en su camino, purifica su estructura y la embellece, convirtiéndose en la suave, lustrosa y contorneada piedra de las playas; asimismo, el ser humano se cincela y purifica con los golpes y embates que sufre de los tormentosos huracanes y corrientes de la vida. Pues, el dolor y las tribulaciones son inherentes a los seres humanos, pero también a todos los seres de los demás reinos de la naturaleza.
          Vemos entonces que la primera manifestación de vida del recién nacido es un grito de dolor, como la adolescencia que viene acompañada del “adolecer” de los cambios psíquicos que se experimenta en esa etapa, son sólo algunos ejemplos de este sendero humano, como la muerte que nos separa físicamente y de forma prematura en ocasiones de los seres más queridos, o de quienes más necesitamos, porque partieron antes que nosotros al O:.E:.
          
Por otro lado, y se suma a lo anterior las causas del permanente desaliento y confusión cuando el ser humano no es a veces bien comprendido por sus semejantes. Sus motivos, la verdadera prueba de lo que somos, los cuales no vemos, por lo general suelen ser mal entendidos. Y es que, aunque seamos sinceros y correctos y nuestros procedimientos y propósitos altruistas, se puede encontrar con frecuencia hostilidad. No solo nos creamos enemigos a causa de nuestras malas acciones; sino también por las buenas.
          Por lo demás, la vida tal como se nos presenta, es la que nosotros mismos hemos plasmado, y esta es justamente la vida que nos conviene. Porque, todo lo que nos acontece, lo que sufrimos y también todo lo que disfrutamos y nos hace felices, son necesarios para proseguir en el sendero de nuestra personal evolución.
          Así, el dolor fortalece nuestra voluntad, amplia nuestra visión de las cosas y acrecienta la llama del amor fraternal que encierra una enseñanza que oportunamente descubrimos y aprovechamos, toda vez que nuestras experiencias dolorosas se transforman en conocimientos y estos en sabiduría, sirviendo de norma y brújula en nuestra existencia.
          Los Veda dicen que: “La causa del dolor esta, pues, dentro y no fuera de nosotros; se halla en nuestra insuficiencia psíquica, para resistir los acontecimientos externos, que nos afectan en los puntos más vulnerables de nuestro ser; se encuentra en nuestra ignorancia, en nuestra ceguera y no en las cualidades de las cosas que nos rodean.”
Asimismo, la masonería en su vasta sabiduría nos enseña que “todo dolor o sufrimiento es resultado de la infracción de alguna Ley de la Naturaleza y, para mitigarlo o extirparlo, es indispensable adquirir el conocimiento de estas leyes y vivir en armonía con ellas.” Sin embargo, también incide en el hecho de recordarnos en no exaltar el dolor en sí mismo y, mucho menos santificarlo, porque la aspiración más intensa del hombre es precisamente liberarse del dolor, y esto solo se alcanza destruyendo las cadenas que a él nos esclavizan. Porque la suprema felicidad es el anhelo de los verdaderos masones y la meta de su evolución.

Bibliografía:
La Trascendencia Humana y la Sociedad Perfecta. Rodolfo Plata López. Año 2006.
Las Escuelas de los Misterios: Los Sistemas de Iniciación y la Masonería. Montañez Schilansky, Alvin Reuben. Año 2019.

Trazado presentado el 21 de marzo de 2023 en la R:.L:.S:. Menfis N° 151
R.•.H.•. Fernando Cañola Ramírez
Past V.•.M.•. de la R.•. L.•. S.•. HONOR Y LEALTAD Nº 200






[1] Es la pena que sufre el espíritu como consecuencia de sus faltas cometidas en vidas pasadas. la expiación se cumple durante la existencia corporal mediante las pruebas a que el Espíritu se halla sometido, y, en la vida espiritual, por los sufrimientos morales, inherentes al estado de inferioridad del Espíritu.

[2] Oportunidades de adquisición de experiencia, dificultades que nada tienen que ver con equívocos o errores cometidos en el pasado. Riqueza, belleza, vida fácil, tanto como la pobreza, fealdad, vida difícil son pruebas.

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